Se que el titulo de esta entrada puede llegar a parecerles un poco exagerado a algunos, pero creanme que siendo totalmente franco, lo puse sabiendo que podía sonar exagerado, pero queriendo transmitir una idea de lo que deben soportar quienes padecen este problema.
La suciedad que provocan los excrementos de las palomas es la única queja que tienen actualmente los vecinos del barrio de Tomé Cano, un lugar que cuenta con las infraestructuras y servicios necesarios y que se ha visto beneficiado con la expansión de Santa Cruz hacia Cabo Llanos.
Esta historia es una de las tantas en las vecinos españoles se ven afectados por esta ave-plaga. Tomé Cano es un barrio populoso, con muchos edificios altos, que cuenta con servicios de todo tipo, desde centros comerciales, a deportivos, colegios cercanos, plazas, etcétera. Pero, si por algo es conocido este barrio, cuyos límites los marca, por un lado, La Salle , por otro, la Avenida Reyes Católicos, es por el ambulatorio o centro médico de especialidades, como se le denomina en la actualidad.
Los más antiguos del lugar recuerdan el campo de fútbol Don Pelayo, una instalación que estaba enfrente del actual centro de salud y que debía su nombre a los propietarios de la finca de plátanos que cedieron los terrenos para la cancha. También en este barrio se encontraban los salones de Fyffes, almacenes que se convirtieron en prisión política.
El barrio cuenta desde hace unos cinco años con una asociación de vecinos en la que hay inscritas unas 80 ó 90 personas y que preside Juan Gilberto Santos, quien reconoce que no disponen de un local social, por lo que se reúnen donde pueden.
Santos considera que Tomé Cano es un buen barrio para vivir, que está bien situado, es seguro y cuenta con los servicios necesarios. Reconoce el representante vecinal que la zona se ha visto beneficiada por la expansión de Santa Cruz hacia Cabo Llanos. La única queja que formula Santos está relacionada con la suciedad que provocan los excrementos de las palomas. Sobre este asunto, opina que el Ayuntamiento debería tomar cartas en el asunto y sancionar a las personas que se dedican a alimentar a las aves.
Como verán este vecinalista habla de lo mismo que venimos diciendo en nuestras entradas anteriores. Si bien el problema lo deben enfrentar globalmente los gobernantes, la realidad es que se requiere esfuerzos y voluntad de todas las partes. Por esto recalcamos no dar de comer a las palomas y también tratar de tomar todas las medidas disponibles a los fines de erradicar esta plaga de nuestro hábitat.
Finalmente, este hombre reconoce que el barrio tampoco cuenta con un centro donde puedan reunirse las personas mayores. No obstante, Santos insiste en que Tomé Cano es un buen barrio, que tiene de todo y está bien situado.